La gastronomía de Madrid es una mezcla de tradición y diversidad, una cocina que ha sabido preservar sus platos más emblemáticos mientras incorpora influencias de otras regiones y culturas.

El plato más representativo de la capital es sin duda el cocido madrileño, un guiso tradicional a base de garbanzos, carne de ternera, chorizo, morcilla, tocino y verduras cuya sopa es considerada una de las mayores delicias de la ciudad.

Pero en la cocina madrileña también destacan los callos, las gallinejas y los entresijos, las patatas bravas, los huevos rotos o estrellados, los torreznos o el famoso bocadillo de calamares habitual en los bares y tabernas del centro de Madrid.

Todo esto, acompañado de un vermú de grifo, un vino macerado con hierbas y especias, generalmente aromatizado con ajenjo, o un chato de vino, crean una experiencia culinaria sabrosa y reconfortante.