Cómo conservar y almacenar las anchoas para mantener su frescura

Las anchoas de Santoña son una auténtica joya gastronómica que merece ser disfrutada en su máxima expresión. Pero, para asegurarte de que mantengan su frescura y sabor inigualables, es fundamental conocer las mejores prácticas de conservación y almacenamiento. 

Para que puedas disfrutar de tus anchoas en las mejores condiciones, sigue estos consejos:

1. Compra y almacenamiento inicial

Mantener la temperatura adecuada es crucial para conservar la frescura y el sabor de las anchoas desde que salen de la fábrica hasta que llegan a tu mesa. Por eso, en Pujadó Solano, nos aseguramos de cumplir estrictamente con la cadena de frío en todas las compras realizadas en nuestra tienda online, realizando todos nuestros envíos mediante transporte refrigerado. Esto garantiza que el producto llegue en las mejores condiciones a su destino.

Una vez tengas las anchoas en tu casa, ya sea en lata o en frasco, debes recordar que las anchoas son una semi conserva, lo que quiere decir que son productos perecederos que necesitan conservarse en unas condiciones especiales de frio que vienen determinadas en cada envase y que es conveniente asegurarse de no exponer las anchoas a la luz solar directa ni a cambios bruscos de temperatura.

Las altas temperaturas harán que tus anchoas estén demasiado saladas, ya que el calor puede provocar que suba el punto de sal, y reducirán su fecha de caducidad, haciendo que se estropeen antes.

Por eso, aunque las anchoas en lata pueden mantenerse a temperatura ambiente en un lugar fresco y seco, como en un armario o en una despensa, es preferible guardarlas en el refrigerador, al igual que las anchoas en frasco, ya que la mejor temperatura para conservarlas es de entre 5º C y 12º C.

También es importante que prestes atención a la fecha de caducidad, que en el caso de las anchoas viene determinado por el proceso de salazón (que es lo que las conserva frescas). En líneas generales las anchoas pueden tener una caducidad de entre seis meses o un año, si se conservan correctamente. Mira la fecha indicada en el envase y asegúrate de consumir tus anchoas antes.

Una vez abiertas, las anchoas deben consumirse dentro del plazo de una semana.

Recuerda que las anchoas son mejores cuando se consumen frescas. Trata de no almacenar grandes cantidades durante mucho tiempo para disfrutar siempre de su mejor sabor.

2. Cómo conservar las anchoas una vez abiertas

Una vez que has abierto una lata o un frasco de anchoas, debes saber que la exposición al aire puede causar que las anchoas se oxiden y pierdan su sabor. Por eso lo mejor es consumirlas todas nada más abrir el envase. 

Pero si te han sobrado anchoas y quieres guardarlas unos días, para asegurar que se mantengan frescas y conserven todo su sabor, debes colocar las anchoas sobrantes en el refrigerador inmediatamente. 

Si decides mantener las anchoas en su envase original, cúbrelo con film transparente. Esto proporcionará una capa adicional de protección contra el aire y la humedad. 

Si prefieres transferir las anchoas a otro envase, debes tener en cuenta que el tipo de envase que utilices para almacenar las anchoas puede marcar también una gran diferencia en su frescura y sabor. Por eso te aconsejamos que utilices recipientes herméticos, de vidrio o plástico, para almacenar las anchoas en la nevera. Asegúrate de que estén bien sellados para evitar la entrada de aire y la absorción de olores de otros alimentos.

Por último, debes saber que, para que no se resequen, las anchoas deben estar cubiertas bien por aceite (en el caso de las anchoas en aceite de oliva o aceite vegetal), o bien por sal en el caso de las anchoas en salazón. Así que, si cambias las anchoas de recipiente, asegúrate de que queden totalmente cubiertas. Si se trata de anchoas en aceite, cúbrelas completamente con aceite de buena calidad, lo que no sólo las mantendrá frescas, sino que también intensificará su sabor. Si por el contrario se trata de anchoas en salazón, deberás cubrirlas con sal y salmuera.

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